
Lo que debes saber sobre esta estrategia milenaria
En días de carrera es típico escuchar en cualquier grupo: «Hoy me he levantado con un todo de dolor de barriga» (o cualquier otra molestia). ¡Excusas!
Siempre, el día de la carrera, alguien de nuestro grupo nos lanza la exclusiva: no se encuentra bien, tiene algún tipo de molestia. ¡Ja! ¡Claaaaro! Ni caso. Está haciendo uso de una estrategia que data del año 12 a.C. (aproximadamente). Os voy a contar en qué consiste y qué les motiva a meternos la trola.
Entre colegas uno siempre tiende a hacerse el gallito, eso es algo innato (e irremediable) en nuestra especie. En temas de deporte, este aspecto de la faceta humana gana especial relevancia. Cada uno de nosotros sabemos exactamente en qué rendimiento estamos, si hemos entrenado correctamente, si hemos abusado de las cervecitas o de las ofertas del McDonalds y si vamos a hacer un tiempo dentro de lo razonable para nosotros o no.
Si sale todo bien eres el p*** amo y, si sale mal, es por culpa de la molestia
El día de una carrera -esa a la que nos hemos inscrito bajo presión hace meses para no arriesgarnos a quedarnos sin dorsal-, estamos nerviosos. Optamos por desayunar algo sanote, que nos de energía. Nuestra mente está concentrada en terminar y, si cuela, en hacer un buen tiempo. ¡¡PERO!! Si llegado el momento y no estamos a la altura: aquí está el recurso. Ya sea porque realmente no hemos entrenado lo suficiente -y hagamos un consecuente registro de pena que nos adelante hasta una abuela que pasaba por allí a comprar el pan- o porque los colegas estén realmente muy fuertes y no podemos pillarlos ni con DRS, sea cual sea el motivo siempre podrás recurrir a la molestia comentada previa al inicio de la carrera.
Como veis, es un recurso bien pensado: si sale todo bien, eres el p*** amo y estaba todo controlado; y, si sale mal, es debido a la molestia que ya te has encargado de proclamar a los cuatro vientos, dejando bien claro a los compis que no estabas al 100×100 antes de empezar.