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Una lesión puede tener su lado positivo

Una lesión puede tener su lado positivo

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Pocos deportistas se libran de las lesiones. Antes o después, alguna lesión nos hace una visita a nuestro querido cuerpo. 

El que está escribiendo estas líneas, en este momento, tiene un esguince de grado 1 en el tobillo derecho, y la pelota de fútbol que tenía por tobillo ahora ya es de tenis. Por suerte fue bastante leve y ya voy viendo la luz al final del túnel. Ayer no pude evitar ir a nadar 750 m y no fue nada mal.

Dejando de lado mis historias, aunque sé que te interesan, vamos al grano. Una lesión puede dejarnos en el dique seco una buena temporada. Seguro que ya lo sabes y, en alguna ocasión, te has llegado a ver todos los capítulos de ‘Los Simpons’ mientras pensabas en lo bien que estarías entrenando. Somos de los que estamos en el sofá extrañando acabar reventados tras una buena sesión. De psicólogo.

Imagen de una radiografía en la que se ve claramente una lesión
©License CC0

Lo peor no solo es lesionarse, sino lesionarse por una acción ajena a nuestro deporte: como puede ser una pachanga de fútbol de solteros contra casados o el chutar la esquina de la cama a las 3 a.m. Se te cortan hasta las ganas de mear.

Según la gravedad de la lesión puedes llegar a necesitar reposo (y el mando de la PS4 cerca). Además de paciencia y mucho hielo, será importante cambiar tu dieta. No sigas con la misma alimentación de cuando estás a tope y entrenando, ya que los kilos que ganes pueden ser de ‘unos cuantos’ a ‘unos muchos’. Recuerda que lo máximo que vas a quemar será en los paseos que hagas al baño o a la cocina.

Cambia tu dieta en período de lesión para no acabar como Falete

Una lesión puede llegar a tener aspectos positivos. Al haber realizado un parón, cuando vuelvas a la carga, te comerás el mundo. Las ganas acumuladas harán que seas imparable…, bueno, tampoco nos flipemos. Estarás motivado y tirarás más de lo que podías esperar. Superar estos contratiempos, te hará más fuerte psicológicamente (y esta vez no es coña). Eso sí, aleja ese martillo de tu rodilla que te veo venir.

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