Nuestra querida y bendita locura

Nuestra querida y bendita locura

Nuestra querida y bendita locura

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Muy normales no somos cuando madrugamos más un domingo para salir a entrenar que un lunes para ir a trabajar. Es nuestra bendita locura, y que no nos la cambien.

Que a un triatleta las 24 horas del día no le cunden es un hecho. Tenemos que hacer malabares para cuadrar los entrenamientos con el trabajo, con pasar un rato con la familia y sacar al perro. Hay quien prefiere entrenar antes, otros después, algunos en el horario de comer, y también están los que ni duermen y le dan caña antes y después de trabajar.

Dedicas unas cuantas (muchas) horas semanales a preparar y machacar tu cuerpo. Corres, sales a a rodar con tu querida ‘flaca’, nadas, vas al gimnasio o vas a hacer la compra -esto último es lo más duro sin duda-.

Es típico escuchar los viernes en cualquier oficina la frase de «por fin ya llega el fin de semana, aprovecharé para levantarme cuando el cuerpo me lo pida». En tu caso, la alarma de tu móvil es una pobre desdichada y no tiene descanso; suena todos los días y paradójicamente sábado y domingo incluso antes.

Disfrutando de un buen entreno a última hora del día. ¡Bendita locura!
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Entre tu y yo: un domingo a las 7:00 a.m. no apetece nada levantarte de la cama. Se hace más difícil que ganar al Buscaminas. Pero algo te dice que tienes que hacerlo. Sí, tu querido planning o rutina -o como quieras llamarlo- está ahí acechándote. Y hasta tu mascota te mira como diciendo: “este tío está loco”.

Es un sacrifico enorme quitar horas de estar con la familia para entrenar

Si has conseguido levantarte y cambiarte, ¡enhorabuena! Has superado tu primera lucha del día y ya puedes salir a entrenar. Cuando estás en faena, te sientes más a gusto que en brazos y con la sensación de estar haciendo ‘lo que hay que hacer’. Si no logras ganar esta batalla con la cama y contigo mismo, te invadiría la culpa y, el día de la carrera, serás uno de los que utilizan la estrategia milenaria.

Esta relación de amor/odio con el reloj nos acompañará siempre. Solo necesitamos que su compañera sea la ‘Fuerza’ de la que Yoda tanto habla. Y es que, nos hará falta: por ejemplo, cuando queremos batir nuestro tiempo en una carrera; cuando el jefe nos pone una reunión cinco minutos antes de salir y retrasa tu timing; o cuando la alarma suena que ni las calles están puestas, y tú te has propuesto salir a entrenar antes de ir a trabajar. El tiempo puede ser tu amigo o tu enemigo, pero lo que está claro es, como diría nuestro amigo Gandalf «solo podemos elegir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado«.

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